13 enero 2017


“LOS LUCHADORES: MILÓN DE CROTONA"

Vamos a trabajar el equilibrio, la coordinación, el esquema corporal, la orientación espacio-temporal y la fuerza. Vamos a conocer las diferentes luchas que se practicaban en la antigua Grecia y a la figura de Milón de Crotona.
Todo ello a través de juegos adapatados a la lucha, transformándola en lucha cooperativa.

 La lucha es tan antigua como la existencia del ser humano. El ser humano ha luchado para sobrevivir, para alimentarse, para todo, porque a fin de cuentas la vida es lucha. No ha habido deporte con más utilidad para el ser humano que el atletismo y la lucha por algo están considerados como primer y segundo deportes olímpicos.
 Los griegos considerabas a Hércules como el maestro y a Hermes como el dios de la lucha. Es bien conocida la afición del antiguo pueblo griego por las competiciones deportivas. Había, tradicionalmente, dos deportes de combate: el pugilato (boxeo) y la lucha, basado el primero en técnicas de golpe y la segunda en llaves, inmovilizaciones y presas. En los Juegos Olímpicos del año 648 a.C. (y seguramente antes) debutó una nueva modalidad de lucha que combinaba ambas disciplinas. El nombre de este nuevo sistema de lucha da una idea bastante aproximada de sus características: pankration o pancracio se llamaba en griego clásico, de pan, todo y kratos, fuerza, poder, energía. Una “lucha total” que incluía cualquier técnica que emplease el contendiente, incluso golpes o llaves que han estado prohibidos en casi todas las artes marciales desde entonces. Sólo había dos prohibiciones, y eran que los luchadores no podían morder ni introducir sus dedos en ojos, nariz o boca del contrario. Aparte de esto, todo valía, incluyendo estrangulaciones, golpes en los genitales, patadas y pisotones al oponente caído, golpes en la parte posterior de la cabeza y nuca…
 Los practicantes de pugilato y pancracio tenían sus propios sistemas de entrenamiento, a cargo de un  entrenador profesional. El entrenamiento incluía la práctica de sombra, ejercicios con sacos rellenos de serrín, grano o trapos  y sesiones con muñecos de entrenamiento. Los deportistas griegos contaban con dietas, masajistas y médicos deportivos.

No había categorías de peso en el pancracio, ni límite de tiempo en los combates. Los adversarios se emparejaban al azar sacando bolitas o fichas de una urna. Los atletas luchaban desnudos, mientras los árbitros hacían cumplir las pocas normas ayudados por un garrote, vara o látigo. El único equipamiento empleado (y no siempre) eran unas protecciones de cuero que cubrían los nudillos, el puño y la muñeca .
Un luchador podía rendirse en cualquier momento levantando el dedo índice, cosa que muchos consideraban deshonroso. De hecho, muchos espartanos dejaron de participar en campeonatos de pugilato y pancracio por considerar que era una forma poco honrosa de ser derrotado y para no exponerse a la vergüenza de tener que rendirse. Un luchador era también declarado vencedor cuando su adversario no podía continuar la lucha.


 Las grandes figuras del pancracio eran aclamadas como poco menos que héroes. Los campeones eran presentados como figuras legendarias e invencibles. Entre ellos destacó Milón de Crotona.
Milón, originario de Crotona (una colonia griega de la Magna Grecia situada en la zona sur de Italia), fue quizás el atleta griego más conocido de todos los tiempos. Fue un personaje histórico (real) citado por multitud de historiadores clásicos como Pausanias o Heródoto, y se proclamó vencedor múltiples veces en los Juegos Olímpicos, Píticos, Ístmicos y Nemeos. ¿Queréis saber cómo entrenaba?
La razón por la que Milón de Crotona es tan conocido es por la historia de su entrenamiento: esta historia (y esta parte no está documentada históricamente) cuenta que Milón comenzó a entrenar para las Olimpiadas levantando y llevando sobre sus hombros un ternero cada día alrededor de Crotona. A medida que pasaba el tiempo, Milón se iba haciendo más fuerte, pero también el ternero iba creciendo, de modo que el peso que levantaba Milón era cada vez mayor. Y ahí tenéis el principio de progresión ilustrado con una historia de la antigua Grecia.
Según la leyenda, Milón terminó levantando a pulso un buey de cuatro años (el tiempo que pasa de unos Juegos Olímpicos a los siguientes), lo cargó sobre sus espaldas durante 120 pasos (se supone que era la distancia alrededor del estadio olímpico), y después se lo comió entero para celebrar su victoria en los Juegos. Y que le aproveche, que se lo había ganado.
Como veis, Milón utilizó en su supuesto entrenamiento el principio de progresión en la carga: si tú te haces más fuerte, debe existir un aumento de la carga, intensidad o volumen del entrenamiento para seguir manteniendo un estímulo que facilite el crecimiento muscular. Este aumento debe realizarse también de forma progresiva.
PARA VER......

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